Compartimos más que un mismo cielo, más que un mismo aire y más que un mismo sueño.
Compartimos más que un mismo espacio, más que un mismo día y más que un mismo territorio.
Compartimos más que un mismo lenguaje, más que una misma rutina, más que un mismo dolor.
Compartimos más que lo mundano y lo divino, compartimos más que todo lo que compartimos.
Ese más es el destino.
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