Ballerine.

Si sólo pudiera desnudar el alma como desnuda su cuerpo.

La música sigue y el champagne sigue manchado sus ropas. Nunca dejes de sonreír petit fille. Ellos no lo pueden ver, su ilusión, sus horas de vuelo y el idioma los obnubilan y sólo ven eso que están buscando, le glamour. Nunca dejes de sonreír petit fille. Las sirenas de tus piernas no se cansarán y ese rimmel recagardo no se ven bajo esta luz azul. En el climax de tu ira el telón cae y ellos se van, ratas de subterráneo que creen probar algo divino que nunca podrán tocar. Le département te espera, querés caminar. Pero le Champs Élysées no te puede ver, te odiarán. Te odiarán y no te dejarán mover. Le Triomphe no llegará hasta mañana cuando aparezca en forma de brillante sobre tu cuerpo. Tu rimmel no se correrá ni tampoco tu rouge. Grita al despertar: viva le douleur exquise! y duérmete otra vez.

Tres pasos hacia lo inexplicable.

La Despedida.
La presión de mis párpados sobre mis ojos. La respiración poco a poco va silenciándose hasta que es casi imperceptible. El frenesí de mi cuerpo va hacia mi mente. Mi boca seca, mi piel tan frágil. Olvido todo, aunque sea un momento.

El Comienzo.
Un pasillo oscuro me recibe con inesperada fraternidad. Me despojo de mi cuerpo dejando un trazo para saber volver. Si alguien pudiera escuchar mis pensamientos y crear un puente entre dos territorios tan lejanos y eternos en el tiempo.
Déjame esta serenidad y llevate contigo mis recuerdos. Continuaré caminando y es mejor hacerlo sin destino.

El Renacer.
La luz que siempre residió en el límite de mi mente vuelve a iluminarme y no creo en mi mirada. Mi corazón gana la batalla y me resigno a perder. No somos beligerantes justos, él me traicionará. Nunca se lleva mis recuerdos.

Querido Amante.

Soy eso entre la realidad y los sueños, soy ilusión.
Dentro del vacío incompleto, donde no hay sol.
Palabras que se buscan sin mapas, por intuición.
Soy eso entre lo mío y lo de ellos, soy prohibición.

Mi amante escapa al abismo de luna llena.
Mi amante no cree en aforismos, a él nada le queda.
Es eso entre lo mucho y lo poco, él siempre deja una estela.
Somos eso que nos vuelve locos, soy de él y soy ajena.